Necesitamos hacerte una entrevista, dijo Sami cuando anuncié la fecha para ir a Hermosillo a firmar el convenio.
Me sentí medio extraña con la idea. Que alguien me entreviste me pone nerviosa y me saca el tartamudeo, ahora imaginen para la propia página. Es raro.
Sin embargo las ideas que se le ocurren a uno por la noche cuando se sospecha que el sueño no nos va a encontrar, creemos que son excelentes, y espera que sigan siendo buenas una vez que la luz del día las alcance.
Empecé, en mi mente, imaginando ¿qué me preguntaría? Y de la nada comencé, yo solita, a hacerme la entrevista. Se me hizo entretenido.
¡Oh, vamos! Como si ninguno de ustedes inventara platicas o discusiones mientras se bañan (si así fuera, nadie tardaría más de 10 minutos en la regadera).
Entonces bien, ¿por dónde empezaría? Sin duda por la dichosa beca. Y mi alter ego, empezó a disparar las preguntas.
¿El escenario? El que ustedes gusten. Yo me imaginé cómodamente sentada en un no tan ruidoso bar, con un trago en vaso de Martini, con sombrilla, por aquello del brindis para celebrar la ocasión.
¿De qué va la beca que ganaste? ¿Qué es y cómo la conseguiste? – preguntó mi Alter Ego.
Bien- me rasco la sien- pues la beca es un apoyo mensual que me darán por un año, por parte del FECAS (Fondo Estatal para la Cultura y las Artes), y es un programa de estímulo a la creación y al desarrollo artístico. – una respuesta muy de folleto, mientras le daba vueltas al trago antes de darle un sorbito- La convocatoria sale alrededor de octubre (más o menos) y es para varias disciplinas artísticas y hay varias categorías.
Entonces, yo apliqué el año pasado, presenté el proyecto, y la me la dieron en la categoría de Jóvenes Creadores, en la disciplina de literatura, especialidad, novela.
¿Cuáles son los compromisos que tienes con esta beca?
Ammm… La novela y hacer un club de lectura con al menos 15 participantes y un taller de escritura, también con al menos 15 personas.
¿Tendrán algún costo?
Nop. Nada. Son gratis. –
¿Alguna idea de por qué te la dieron? La beca– A veces a mi Alter Ego le gusta ponerse pesada, pero bueno, ni modo, es válido.
La verdad no- me encogí de hombros divertida- Puede ser desde que en serio les gustó el proyecto, hasta que yo fui la única en aplicar en esa categoría.- Saboree el trago un poco- Hace poco me mandaron unos archivos, los dictámenes con algunas observaciones. Al parecer les gustó que el proyecto venía bien organizado, desarrollado y calendarizado.
Aparecen aceitunas con cubitos de queso en palillos sobre la mesa. Tomo uno, muerdo el queso y luego la aceituna y al masticarlos, recuerdo algo, así que levanto mi dedito índice en señal de que iba a continuar, una vez que tragara. A Alter no pareció disgustarle la idea e hizo una seña de que continuara. También estaba entretenida con las botanas.
-Sin embargo, en esos dictámenes, algunos si traían sus observaciones. Uno venía completamente en blanco, así como que “blah, está bien y a ver que sale”, otro me invitaba a investigar un poco sobre el Día de Muertos en la zona Yoreme (interesante, sin duda), pero el que más me llamó la atención- hice una pausa dramática sin querer al alcanzar otro palillo- fue el último, que venía bastante crítico al respecto de que había usado el género de “realismo mágico” (movimiento literario (que además ha sido cuestionado como tal): cuyo auge fue hace más de medio siglo) entonces hacía la observación “¿cuál sería la pertinencia de crear una obra, partiendo de ese movimiento literario, sesenta años después?” Sin duda una interesante pregunta, que me ha dado vueltas y vueltas, sin embargo, hasta el momento (no dudo que un día, o mejor dicho, una noche, me caiga la respuesta del subconciente), no he recuerdo otra forma de definirlo. Creo que encaja ahí, pero no plenamente.
¿Entonces?- preguntó insidiosa, pero sin poner mucha atención a la pregunta. A veces nos parecemos tanto.
Pues, como dice mi mamá “tu escríbela y ya después que te ayuden a catalogarla”
¿Qué te ayuden, quienes?– expresó curiosa ladeando la cabeza
Los que estudian literatura ( o si bien me va, los que la critiquen), me supongo- contesté desenfadada. La verdad me pareció divertida la respuesta y me acordé de lo que dijo una vez un maestro: “Si lo que quieres es convertirte en escritor, nunca estudies letras”
Bueno, eso significa que al final del año ¿harás una novela?
Sip… toda una… De principio a fin- hice una cara de resignación. Apenas me está cayendo el veinte.
Y ¿de qué trata?
Ok- me retrepo en el asiento imaginario y hurgo en mi memoria para organizar mis pensamientos. Obvio que sé de qué trata, pero luego las palabras y las ideas se me cuatrapean cuando llegan a la boca. Respiro hondo- Es una historia de humor negro sobre La muerte, que se presenta ella misma como Ofelia, y Rafael, un humano común, que le pide tiempo a la muerte después de que se enamora de ella. Él cree que todo será padrísimo, pero la realidad con la que se topa entonces, lo sobrepasa
La historia será contada por el hermano del novio, Martín, tiempo después de que Rafael muere y se le permite indagar en su memoria. Entonces él mismo le pide tiempo a Ofelia y escribe la historia tratando de entender las circunstancias.
¿Y está interesante?- expresó algo escéptica. No la culpo.
Esa, justamente, es la pregunta. Me entusiasmé mucho pensando en ella, y armándola, creo que la idea es buena. Sin embargo después de leer, tomar el taller de novela con Imanol Caneyada, toda seguridad sale brincando por la borda, como un pequeño muñequito vudú suicida.
Reímos. La imagen que tuvimos del ridículo muñequito vudú dibujado con la novela, saltando de la cornisa, con una sonrisota y su vocecita de “¡Yeeeeeeeeeeeeeeeiiii!” fue bastante simpática.
Oye, entonces– dijo retomando las riendas de la conversación- ¿apenas estás empezando con esto de escribir o ya tienes tiempo?
Ahora tengo en la mano mi cigarrito electrónico y empiezo a echar humo. Una muletilla para cuando se está nerviosa.
Ahm, bueno- aviento una bocanada con olor a Red bull- A riesgo de parecer pesada, la verdad es que no sé si llevo el suficiente tiempo machacándole a esto de escribir.
¿Desde cuándo? Ya, suelta la sopa–
Bueno, desde aquella vez, cuando era chiquita y apenas aprendía a escribir, y que mi abuela me alargó una hoja en blanco y escribí mi primera historia. Por ahí la tiene guardada, esperando el momento adecuado para avergonzarme (no es una sospecha, mi abuela misma me lo dijo). Desde entonces había escrito uno que otro cuentito y tenía muchas ideas. Siempre tenía un cuadernito con ideas para novelas y cuentos a futuro.
En la escuela, algunos de mis ensayos y trabajos eran relativamente buenos (no así de ¡GUAO! Pero si bastante decentes), al grado que algunos maestros dijeron que tenía un estilo (que tenía que trabajarlo mucho, sin duda, pero según decían, tenía la chispa). Iba a talleres y leía mucho, pero solo producía cuentos aislados. Aunque me conocían como la loquita que escribía loqueras y ocurrencias entre sus apuntes.
Sin embargo, pulir, escribir ya tomándolo en serio, fue en 2009, cuando empecé mi blog. No sé que mosca me picó (supongo el de la pobreza y la ociosidad porque no había mucha chamba y vivíamos en un tráiler) que me volqué de lleno a la literatura. Eso sí, fue terapéutico.
Un escrito tras otro y me sumergí con mi abuela que leía casi todo lo que escribía; lo checaba y me mandaba sus impresiones. Fue como un intensivo de un año, más o menos.
En Cuernavaca, mi blog fue lo que me dio mi trabajo en el Diario de Morelos sin mucho esfuerzo. Y eso me llevó a mi chamba en Rocky Point 360 .
Luego en Peñasco, empezaron los talleres de escritura, a los que entre encantada y eso me ayudó aún más.
¿Y cómo te animaste a entrarle a lo de la beca?
Fue cuando estuvo aquí Cristina Rascón. Ella fue la que me incitó a que empezara a meterme a concursos y cosas así. Me dijo que si lo iba a tomar en serio (que tenía madera, pero que había que chingarle) tenía que dar el paso y empezar a concursar. No iba a ganar todo, pero que tenía que sufrir los altibajos del mundillo. Entonces, me daría cuenta que había que producir y producir, y no quedarse con lo que uno tiene.
¿Has participado en muchos concursos?
No en los suficientes – Tomé una aceituna y sorbí el trago. Espero que sirva como pista para dejar el tema de lado, solo he ganado dos concursos menores… Creo este que es un Cosmo, pero con un toque de fresa.
¿Crees que esto de la beca te inicia como escritor?– preguntó Alter Ego antes de apurarse de un trago la bebida y pedir otra con el dedo haciendo círculos.
-Sinceramente, no lo sé.- me apené- Pero sin duda es un compromiso. No me puedo quedar ahí; Apenas estoy empezando. Quedarme ahí sería como calentarme y después dejarme enfriar en la bandeja (dormirme en los laureles sin cambiarles el agua)- bromee. Pero es la verdad. Ese es el primer paso, no solo como escritor, sino como lector, ya que se tiene que saber y conocer más del medio en el que te estás involucrando, y pesa porque ¿saben cuántos libros salen a cada rato? ¿Cuántos libros salieron en años pasados?
Todos tienen sus estilos favoritos, sus básicos y no siempre van a coincidir. Hay que mantenerse curioso, y con hambre.
Creo que eres curiosa, y te gusta leer y escribir, ¿qué te preocupa?
¿La verdad?-
Pues sí– reclamó un tanto enfadada
Es que – exhalé el aire ruidosamente con la boca en forma de trompa y los ojos muy abiertos-siento que tiendo a distraerme mucho, atención diferida…y luego las cosas me aburren, y cuando lo hacen no tengo pena en dejarlas a la mitad. Así he dejado ya algunas cosas. Tengo poca voluntad para tomarlas de nuevo y si lo hago tengo muchos cambios de humor, porque me cansa, me da tedio o… no sé si se diga así.
Ok. Supongo eso es bueno saberlo.- La miré un poco molesta- No por mi, sino por ti, que vas sabiendo de qué pie cojeas.
No me dejó muy satisfecha pero bueno. Otros tragos aparecieron en la mesa. Ahora eran whisky con coca light. Pedí una cerecita. Todos los tragos deberían traer siempre cerezas.
Entonces– degustó el sabor del whiskey en la boca y asintió con agrado- Yo sé que no eres ninguna diputada, o una persona con aspiraciones políticas… En vista de que en el mundillo filosófico lo pusieron (aunque hace ya tiempo) de moda, no puedo evitar preguntar…
¿Los tres libros que marcaron mi vida?
Exactamente– da otro trago y profirió un “Prefiero el de Jack Daniels Honey, aunque digan que es pura porquería”- La verdad que, fuera de broma, es una pregunta muy ilustrativa– Hace un gesto como de madre superiora con lentes.
Suspiro.
Vale- me relamo los labios- No serán los mejores pero es lo que hay- advierto- Número uno: Mujercitas.
Alter Ego hace una mueca medio exasperada. Como diciendo “¡Ay, por favor, la cursi!”
Espera, que no es por lo que piensas.- dije con un palillo y su respectiva aceituna.
Explica.– invitó
Es la primera novela que mi abuela me regaló como tal, la primera que era para mí, de mi propiedad. Me emocioné mucho. Sin embargo me marcó, porque es un libro tan malditamente insufrible que no lo pude terminar. Nada pasaba, todo era de esperar y de remilgos. Sufrí. Y hasta la fecha no lo he vuelto a tocar y es el único libro que he pasado del primer capítulo y no lo he terminado.
¿Acabas todos? ¿Así sean terribles?– me preguntó preocupada
La neurosis combinada con una insana curiosidad es una mala combinación… Sin embargo, no es del todo malo (ya que lo piensas) pues cumplió su función en la vida académica, si no como hubiera podido leer las tarugadas que te ponen a leer en la escuela. Pero en ese libro fue la única vez que lo aventé y grité que me valía lo que les pasara a las insoportables estúpidas de Meg, Jo, Ami y Beth. Creo que mi mamá me lo escondió por un tiempo al ver la mala sangre que me estaba haciendo.
¿Dos?
Dos- enumeré- Caballo de Troya.
¿Por?
Por ser la novela que me introdujo al mundo adulto (aparte del tema que trataba). Era un libro muy comentado en mi casa y cuando quise participar, mi mamá me miró y me dio el primero. Estaba muy pesado y lleno de tecnicismos, pero si pasaba la prueba “del primero”, ya podía leer todos los que se compartían entre mamá, sus hermanos y la abuela y formar parte del selecto grupo. Me sentí grande y que ya no tenía restricciones.
¿Tres?-
Por último, tres- dije- No es en sí un libro, sino un autor. En un corto tiempo me reventé tres libros de él y regresé al mundo de la fantasía. Me abrió la mente (casi literalmente. Me recuerdo entonces con la cabeza partida en dos). Desde ahí, he agarrado libros indiscriminadamente sin importar si son fantasía, drama, biografía. Depende del ánimo que ande.
Ah. Vale. – dijo nada más. Yo expresándome “bien acá”, ampliando y queriéndome ver interesante, y ella que solo se aviente un “Ah, vale” suspirado y sin signos de admiración. Supongo si le hubiera aventado un “Harry Potter o un Señor de los Anillos 1,2 y 3” hubiera estado más entretenida
.
Me retraje en mi trago, al que le di vueltas y vueltas, y le fumé a mi cigarrito con aroma a Red Bull. Ella bebió del suyo.
Entonces, a ver– expresó una vez pasado el alcohol por la garganta.- ¿Cómo te inspiras para escribir? Dime algo “Juicy”.
¿Juicy? ¿Cómo?-
Drogas, vicios raros o algo así-
Oh, vaya. Ni que fuera Keith Richards o Russel Brand (o en su defecto Kate Moss)-
Eso no importa. Algo que distraiga a los lectores de lo aburrido de todo esto-
Mmm, bueno… no. No más de las normales.
¿Normales?-
Si, té, café, vino, whiskey, a veces bebidas energéticas, nicotina rebajada en el cigarrito este para que sepa bueno. Cockteles no, ni jugos, ni cafés “fancys”-
¿Y luego?-
Bueno, el chiste es poner el “mood” para que el cerebro entre en modo de “trabajo”; audífonos, música instrumental (que no pueda ponerme a cantar, porque si no entonces ya me perdí), agua de un lado, bebida (cualquiera de las anteriormente mencionadas) del otro y a darle. Primero escribo cualquier tarugada en el feis, luego twitter, si tengo tiempo, en el blog, nada más para soltar la mente y luego ¡Puff! Ya solita se va como hilo de media, hasta que me trabo con alguna palabra y mi perra quiere salir. Pero cada quien tiene su “show”-
¿Así llega la inspiración?-
No siempre. En ocasiones me baño y tengo discusiones conmigo misma o cuando salgo a caminar con Tábata (la perra) y empiezan a caer las piezas del rompecabezas. O en la noche, ya cuando estoy con mucho sueño pero el cerebro te despierta con su “¡oye wey! ¡Tengo una ideaza! Si no la anotas ahorita, se me va a olvidar”. Y no miente. Si no te paras y la anotas (arriesgando tu sueño y el buen juicio) esa frase que creíste magnífica, se esfuma una vez que siente la luz del sol. También me pasa en la vigilia entre la sobriedad y el sueño.
A decir verdad, ya como último recurso creativo, me funciona mucho el pensar o hacer alguna maldad. Eso es grata y altamente estimulante
¿Como cuales?
Mmmmnope… No las puedo decir- y a cerrar el pico. Alter Ego me clavó la mirada, pero no di mi brazo a torcer. Es muy intrigosa
¿Ejercicio?- desistió al fin
Mmmm- me señalo- ¿no me ves? No soy una ferviente promotora de la actividad física. Sin embargo de lo que sí soy fan es a decir “el lunes ya al gym, eheee weee.¡YA! “No excuses y a ponernos bien buenas”. Como si ¡puff! la gordura se fuera por arte de magia con solo decirlo.
Emite una risa nasal.
Ya llevo un rato en la regadera. Escucho que Tábata está inquieta en la sala y ya, más vale que ya termine de bañarme. Total ya me puse shampoo como tres veces (a ver si no se me cae más de la cuenta el cabello), y me pasado la esponja (loofah) en incontadas ocasiones, solo por no “desperdiciar”. Ya estoy más acartonada que necesitaré como tres capas de crema solo para poder doblar las articulaciones.
Es momento de terminar la entrevista.
Entonces Alter Ego apura su trago (le quedaba como la mitad) y me invita a hacerlo a mi también. El bar imaginario está apunto de cerrar.
Oye– dijo al fin – ¿y planes a futuro?
Terminar la novela, hacer el club de lectura, el taller de escritura…
Más a futuro– insistió
Ammm,- busqué en mi cabecita- no, ni idea. Puedo imaginarme mil cosas. Pero en realidad, nada concreto. Eso de “planear a futuro” no se me da.
¿No te imaginas a ti de ninguna forma?
Mmmm, igual me puedo imaginar cantando porque alguien, pasó por mi casa y descubrió mi talento escondido y participo en una ópera en Venecia, como puedo imaginarme que llegará un agente y me contratará, escribiré tarugada y media, seré una rockstar de la literatura, conoceré a Benedick Cumberbatch y saldré como vecina de arriba de Sherlock Holmes. No sé…
Estás bien mensa- dijo sin pensarlo mucho. Y cerré la regadera.
Tábata llora afuera de la puerta. Es la última advertencia. O salgo o se hace ahí mismo, descaradamente y sin remordimientos.