En un mensaje de texto me invitó Xoja, una amiga, a ver Juana la loca. Una propuesta de teatro con una compañía local llamada TAIDE y Kritzia Fajardo en un monólogo, pero ahora en el local de TAIDE en la calle Simón Morúa. Teatro en reducido (en corto), una novedad que no había disfrutado en Puerto Peñasco.
Me llamó la atención la idea, para variar un poco las salidas. Nunca había estado en el local de la escuela de actuación, aunque sí he visto algunas de sus obras y actuar a Kritzia (de las últimas: la pastorela y la de “Se dicen muchas cosas del sexo”).
Me llamó la atención la idea para variar un poco las salidas. Nunca había estado en el local de la escuela de actuación, aunque sí he visto algunas de sus obras y actuar a Kritzia (de las últimas la pastorela y la de “Se dicen muchas cosas del sexo”).
En otros personajes la había visto un poco exagerada, plana, talentosa pero sin mucho fondo (obvio, eran comedias). Pero en Juana lució su talento. Sin más maquillaje que una línea que va de la boca a la oreja, despeinada y descalza. En un escenario pequeño negro con una silla, una mesita, un candelabro una botella de vino y una copa; donde le habla de cerca a sus espectadores, sin distractores.
Definitivamente estos personajes hacen resaltar. Una historia completa donde Kritzia convertida en Juana se desenvuelve y se ofrece de lleno al público de apenas unas treintena de personas. Es íntimo y vibrante. Un poco apretado, pero la obra es corta, interesante, y vale la pena un poco de incomodidad (lleguen temprano para escoger un lugar).
Una obra rebuscada en su lenguaje con el que Juana narró su trayecto a la locura con el candor de una niña abandonada en una escuela de monjas, y que es exhibida en una carpa de circo. Y se estará presentando durante este mes, todos los jueves.
No me quiero extender mucho, por temor a hacer algún tipo de “spoiler”. Yo disfruté mucho la obra. Me sorprendió, me gustó, pude apreciar los diferentes matices y las diferentes voces del personaje. Cuando fui, además de la experiencia artística, fue muy simpático, pues me tocó un niño pedorro que tuvo el buen tino de “ventilarse” a discreción en los momentos más dramáticos. Yo estaba aguantándome la lágrima, pero de la risa. Ese niño me arrojó a la irreverente comicidad de carpa y la gente que asistía, estrellándome como en la que se supone hablaba Juana (pero ella en serio). Por un momento las dos realidades se volvieron una.
Sin embargo (dejando de lado que no solo los niños gozan de ser gaseosos), no sé qué tan bueno sea llevar niños. Considérenlo, ya que siendo un lugar reducido no hay mucho donde moverse y cualquier ruido, queja, comentario, súplica, resuena. Además de que la obra no se presta para ser apreciada por el público infantil (seguro, después harán obras dirigidas para ellos).
Con Juana, TAIDE abre temporada de obras pequeñas, donde la idea es que el jueves sea de teatro. Ya preparan una serie llamada “WC” con los alumnos, que son situaciones en diferentes tipos de baños; el de un penal, uno familiar, de la oficina, etcétera.
Asistan, apoyen y hagamos que suceda. Dense una hora, pasen por su café y gócenlo que el arte dramático una vez a la semana (o al mes), le hace bien seguramente a más de un área del cerebro. Verán que le agarran el gusto.