Leticia Varela La facultad de la música: enriquecernos y hacernos mejores

Por Carlos Sánchez, colaboración especial

La música como estandarte, los cimientos que a la postre desembocan en alegría, la felicidad compartida, el aprendizaje profundo, allá hacia donde los misterios del cerebro se entrelazan con las respuestas del corazón.

La maestra, musicóloga, Leticia Varela, recibe en el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado el Reconocimiento al Maestro Sonorense 2013. Confusión es lo que implica esta distinción, dice la mentora minutos previo al evento.

Reconocimiento-al-Maestro-Sonorense-620x413 Leticia Varela La facultad de la música: enriquecernos y hacernos mejores“Estoy muy agradecida por todas esas experiencias, por todo ese afecto, ese cariño y esa entrega generosa de todo mundo con los que he convivido, esto confirma mi confusión del por qué del reconocimiento, toda mi vida no he recibido más que regalos y enriquecimiento de mucha gente entonces qué más quiero”.

¿No tiene ninguna pista de los porqué del reconocimiento?
–Algo me han dicho de que se han formado muchas gentes, han estudiado, por aquello de mi actividad como maestra, entonces tampoco me satisface porque hay maestros de todos niveles, de todas áreas, que han dedicado su vida a la docencia y que han formado mucha gente también, y por qué no ellos, entonces nada me responde.

¿Qué es lo que ha caracterizado su enseñanza?
–Creo que he tenido la posibilidad de contagiar a otros de un entusiasmo que yo siempre he sentido por este tipo de actividad. Se han acercado gentes que ya tienen una afición, pero sí creo que hemos logrado incrementar nuestro entusiasmo mutuamente, tanto los que han sido mis estudiantes como yo, hemos logrado cosas muy hermosas y avance en nuestras vidas.

¿Cuántos años de enseñanza?
–No he sacado la cuenta pero deben ser cuarenta o más, yo empecé el sesenta y cuatro, más o menos, y hasta la fecha, bueno, los últimos años no me he dedicado a la docencia, he estado trabajando con el método Tomatís, para estimulación neurológica vía nervio auditivo, utilizando música para ello como el vehículo para llegar a las distintas áreas del cerebro, pero la gente me sigue diciendo, aún cuando voy a un centro de terapias: ya vas a tu escuela, cómo está tu escuela, todo mundo me ubica en una escuela aunque sepan que es un centro de terapias.

¿Qué le ha significado la música, por qué esta afición?
–Creo que nací con ella, si no en los genes, porque mi padre era músico, mi madre cantaba, sí en la educación doméstica, porque mi padre tocaba el violín, en nuestras veladas familiares, y yo escuchaba a mi hermana mayor tocar el piano y yo quería hacer lo mismo, entonces me puse a estudiar piano y violín, y ahí arrancó toda la historia.

¿A qué edad empezó a estudiar?
–A los ocho años, pero fue intermitente porque una primera maestra con la que empecé, murió su esposo, antes del año, y dejó de dar clases, a los doce años volví a iniciar con otro maestro, después me pasé a estudiar con la maestra Emiliana de Zubeldía, pero con ella empecé a los dieciséis porque aunque fui cuando tenía quince, no me recibió, me mandó con una de sus asistentes, Matilde Katase, ese año estuve con Matilde y después me volvió a remitir ante la maestra Zubeldía, a partir de allí estuve diez años con ella.

¿De qué le provee la música?
–Por lo que conozco de la teoría Tomatís, lo que entiendo que le produce a todo mundo la música, es una posibilidad de desarrollo de su cerebro, en todas sus áreas, mientras más rica y variada sea la música que escucha, entonces son más las zonas del cerebro implicadas en este desarrollo, porque esta experiencia, sobre todo la de hacer música, la de tocar instrumento y cantar, produce nuevas sinapsis, nuevas ligas entre las neuronas, la elaboración de líneas sinápticas, y de redes sinápticas en el cerebro, y esto es lo que hace crecer al cerebro y darle más capacidades, creo que eso a mí me ha valido y le vale a cualquiera que utilice la música cotidianamente, y aparte creo que en el ambiente emocional es un ingrediente muy humanizador, para mí la música ha sido una compañera en todos los momentos de mi vida y un tesoro que me ha dado capacidades para desarrollarme como ser humano.

¿La música es entonces un recurso toral para la catástrofe que estamos viviendo?
–Absolutamente, y justamente la teoría de Novaro abre nuevas posibilidades a la música para caminar en ese sentido, decía usted un impacto toral en la humanidad, eso pretendemos hacer impulsando todo esto, que realmente las personas aprendan a escuchar con mayor capacidad, mayor amplitud y riqueza, porque mientras más rico escuchen más funciones tienen en su mente, mientras más capacidades tiene la persona, se sienta con más poder de ser y hacer, creo yo que las personas pueden ser mejores, quizá digan pues no necesariamente pero cuando somos más ricos como personas sí nos volvemos mejores, eso es lo que creo, estoy convencida de esa facultad de la música, de enriquecernos y hacernos mejores.

La música nos puede sacar de un cuadro de depresión.
–La utilizamos mucho en el Centro Tomatís. No es musicoterapia, como lo decía, es estimulación neurológica, pero sacamos a mucha gente de cuadros de depresión hasta profunda, incluso gente que ha tenido intentos de suicidio y el programa tiene mucho de música integrado, utilizamos no nada más la música sino los recursos fisiológicos de la persona a través del oído y el nervio auditivo, y el cerebro, para sacarlos de esa depresión.

Este homenaje que recibe, decía hace un momento, le genera confusión, aparte de este sentimiento, ¿le genera satisfacción?
–Me siento muy agradecida, porque es una muestra de afecto y de valoración de algo que creen que ha servido para alguien, y si ha servido en algo mi tarea, mi trabajo, soy la primera en celebrarlo, bendito sea Dios que me puso esto en las manos y me permitió hacerlo, para mí simplemente lo que he hecho en mi vida no ha sido más que, si Dios puso un talento en mi mano, he tratado de hacerlo que fructifique, no enterrarlo en un agujero para cuidarlo, sino que salga y fructifique.

Aparte del talento sobre la música que Dios le ha proveído, también le ha dado el talento de la humildad
–No, para nada, no tengo ninguna humildad, simplemente lo que trato es no crecer fatuamente porque entonces eso sí obnubila mucho la visión de la realidad, ahorita cuando menos estoy consciente de mi confusión.

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