Por Nina Mier
El carácter impreso en las obras de arte de Jordan Pino muestra una fuerza interpretativa de una realidad subjetiva, con juegos de líneas y colores que plasman la definición de los procesos existenciales de Jordan.
La mezcla de culturas, la memoria genética, el entorno, la visión del mundo, hacen presencia en las pinturas de este obrero del arte; con movimientos rápidos, intrépidos, arrojados y con trazos que parecieran una fiel copia de su memoria fotográfica, imprime figuras, rostros, cuerpos, cosas… que están cargadas de fuertes sentimientos, de un expresionismo puro que no deja de tocar las más intimas fibras del espectador.
La exactitud, las matemáticas, el tenor del que sabe lo que hace, la virtud, la vocación, los temas místicos, la autocontemplación, la misericordia por la humanidad contrastan con los temas vanguardistas, integristas, amorosos, atrevidos y de grandes dimensiones que trasmite Jordan en sus cientos de obras realizadas desde que era un niño.
Jordan Pino, nació en 1980, realizó sus estudios de preescolar en la “Narciso Mendoza”; posterior ingresa a la escuela primaria “Ventura G. Tena” (1986-1992), donde fue un alumno reconocido en muchos aspectos, tanto deportivos como artísticos. Entre sus archivos se encuentra una pintura en acuarela que realizó a la edad de siete años, donde ya se puede observar los rasgos de genialidad que más tarde demostraría Jordan tener.
A los nueve años ingresa a estudiar a La Casa de la Cultura donde toma clases al carbón, logrando plasmar en todo ese proceso, imágenes cargadas de belleza monocromática que impactaron a los observadores de aquel entonces. Durante su etapa de secundaria (1992-1995) pudo ampliar sus horizontes y desplayarse en el mundo creativo, ya que era requerido tanto por alumnos como educadores para realizar obras temáticas que competen en las prácticas de secundaria, en esta etapa resaltan la laboriosidad en el trabajo de las “mantas”.
En 1994, obtuvo el primer lugar del concurso convocado por el CEDO en torno al tema de la Vaquita Marina; en ese tiempo pintó un Mural bajo su propia iniciativa que duró por años en la llamada “cancha de la curva”, en él se leía con letras gigantes la palabra “Arte”, derivado sin duda, de la preocupación de Jordan en torno a este tema, donde siente que los niños y los jóvenes de Puerto Peñasco que tienen aptitudes artísticas se pierden en la nada, que nadie los rescata ni vela por ellos. Además de que no se promueve el Arte en los barrios, comenta.
Cuando termina sus estudios de secundaria y en busca de ampliar sus horizontes, en 1996, en Tempe Arizona, ingresa a estudiar a la escuela “McClintock”, donde aprende nuevas técnicas de dibujo a lápiz, óleo y acrílico. Los premios empezaron a fluir, en 1998 obtuvo el primer lugar en la preparatoria con el acrílico denominado “Hombre en angustia” en los “MAMA Awards”, representados por “Mill Avenue Merchants Association”, donde se reconoce a las jóvenes promesas en las Artes Plásticas y Artes Visuales. La obra ganadora se exhibió en el Centro Cultural de Phoenix.
Posterior, fue reconocido en 1999 por el “Community College” de la Mesa, Arizona, donde le ofrecen una beca para seguir estudiando, adhiriendo nuevas técnicas como el dibujo de modelos desnudos, además de la instrucción acerca de las expresiones internas y cómo llevarlas a la pintura. En el 2000 ingresa a la ASU (Arizona State University) en Tempe, a la carrera de Arquitectura, donde destacó en la materia de “Diseño Ambiental” por su destreza en el manejo de los espacios. Se traslada en el 2001 a la Universidad Jesuita Ibero Americana de Tijuana, donde fue reconocido por la elaboración de maquetas y la habilidad en la distribución de los espacios.
Obtiene el grado de Diseño Gráfico a nivel técnico en la CNCI de Tijuana (2003-2006). “En 2007 tomé un curso de pintura en La Casa de la Cultura de Tijuana con mi amigo y profesor, el pintor internacional Alfredo Gutiérrez. Posteriormente, en marzo de 2008, junto con varios artistas plásticos de Tijuana plasmamos nuestras creaciones en tres murales en el ‘Puente de los Músicos’ de la misma ciudad, bajo la dirección de la reconocida pintora mexicana Cecilia García Amaro”, añade.
El 2009 regresa a Puerto Peñasco, mientras trabajaba en un el negocio de la familia, elaboró varios proyectos en torno al Arte, donde los sientió cristalizados: Negocio de camisetas “Ocio” con diseños juveniles, camisetas para mujer con la técnica “one stroke” con toques estilo Picasso; no así su mayor anhelo que es el de fundar una Escuela de Arte. Hoy en día, su trabajo que le remunera como obrero del Arte, es elaborando camisetas, pinturas, arte religioso y retratos que expresan el interior de las personas, todo bajo pedidos especiales.
Dentro de sus expresiones también encontró un espacio en el mundo del modelaje en Tijuana, incursionó en las pasarelas donde fue muy bien aceptado y reconocido, ya que su timidez se mezcla con el silencio y porte que son necesarios para exhibirse ante el público que aprecia la belleza física que porta la ropa de diversos diseñadores de moda. Dualidad interesante, ya que es tímidamente extrovertido.
“A futuro veo el sueño de convertir un área de mi casa en el Puerto Viejo, en un lugar de paz y aprendizaje artístico para los niños de Puerto Peñasco, ya que considero que todos venimos al mundo con uno o más talentos, solo que en la mayoría de los niños estos talentos pasan desapercibidos, y nunca se llegan a desarrollar. Estoy convencido de que los que desarrollan sus talentos son personas más felices y productivas, que los que no tienen la oportunidad de descubrir sus talentos y en algunas ocasiones sus dones”, comenta Jordan.
Jordan Pino, de ascendencia portuguesa por parte del abuelo materno y de familia de músicos, no puede negar en su belleza física la mezcla de razas, de culturas, de conocimientos, de estilos y de la búsqueda de la belleza, la luz, el amor, la armonía, el reconocimiento, las oportunidades y su trascendencia en el Mundo de las Bellas Artes.
Jordan se mueve distinto, anhela diferente, actúa sigiloso, camina con cautela… pero cuando encuentra el espacio ideal, se desborda en ello, se deja a sí mismo en los detalles, en unas alas, en una lágrima, en un trazo. Jordan Pino nació con el estigma de ser artista, lo asume y vive sus consecuencias.
Es un joven valor de Puerto Peñasco, que se hizo en sus escuelas, en sus calles, en el mar, en su hogar, Jordan Pino es excepcional y hay que asumir su excentricidad y belleza de sus obras y ser cómplices de su humildad y desprendimiento de lo material así como de sus luces de Genialidad.
Actualmente se encuentra estudiando la Licenciatura en Diseño Gráfico en el CIES (Centro Internacional de Estudios Superiores) de Tijuana. Entonces, podemos imaginar a Jordan Antonio Pino López durante los próximos meses, en un espacio de Tijuana, escuchando música instrumental especialmente de piano que es su favorita al momento de crear y depositarse en cada espacio que llena con sus pinceles. Sin dejar de mencionar que una de sus más recientes pasiones es el deporte skate. Aché.
Si desea adquirir una de las obras de Jordan Pino puede comunicarse al Cine Club Primera Toma, A.C. al (638) 38 8 8576.