Temporada de campañas electorales.

(Como sobrevivir y mantener la calma en el intento)

WP_000577-630x840 Temporada de campañas electorales.(Como sobrevivir y mantener la calma en el intento)

Las campañas políticas iniciaron (oficialmente) el 5 de abril y cerrarán (insisto, oficialmente) el 3 de junio para dar al voto ciudadano un  tiempo de recogimiento y reflexión pertinente, para que así sopese y se incline por el candidato de su preferencia el domingo 7 de junio, ante las urnas electorales.

Y se nota señoras y señores, porque de pronto tenemos a diestra y siniestra personas versadas en política, en el radio se escuchan estribillos, carros con estampas en las ventanas, los espectaculares cambian de dueño  y se pueden observar a personas devotas, con playera Yazbek de algodón con los colores de los partidos por las calles.

Sabemos que por el bien de los demás (y nosotros mismos) no se deben tocar temas de futbol, religión y/o política, sin embargo, esta es una situación que cada cierto tiempo, es inevitable.  Entonces, pasemos por el trance, con gracia.

¿Pero qué puede hacer usted, y nosotros simples y pobres mortales ante todo esto?

Bien, antes que nada, apagar la radio. Los estribillos que muchos de los candidatos escogen, son realmente pavorosos. En algún momento se tienen que dar cuenta que si uno los canta, es  en tono burlón, lo que significa que uno no va a ir a votar por ellos, nada más por las cualidades hipnóticas de las rimas y la genialidad de la adaptación musical.
Informarse. No caiga ante el  proselitismo y la  demagogia. Lea las propuestas, analícenlas con amigos, vecinos o compadres; discútanlas y no nada más escoja porque es primo de fulana o es nietoparientedécimocuarto de la abuelita de su suegro, o porque “este roba menos” o “este ya robó la vez pasada”. Los principales afectados somos todos, entonces ¿Vale la pena? Bien ¿No les convence? Entonces se busca negociar, o una persona cuyas propuestas convengan más.

No promueva el abstencionismo o la anulación. Si realmente está inconforme, apueste por el voto informado.

Si ve basura, recójala.  Vamos a estar invadidos de flyers, estampitas, botellas de agua y cochinada y media. No se preocupen, esos que ven tirados, que les regalan en las esquinas, o ponen en los parabrisas mientras uno no está, no contienen mensajes reveladores, ni importantes. Tampoco son pases para el cine o vales para una tele.

Tiremos todo, que los botes estén llenos, a ver si podemos hacer que consideren campañas menos contaminantes, o que salgan ellos con sus escobitas.

¿Le chocan las pegatinas? No estacione su auto en dependencias de gobierno, cerca de casas de campaña o de donde sepa que se celebran reuniones. Si lo va a hacer en la vía pública, deténgase y observe ¿todos los carros traen calcomanías? ¿Hay algunas personas con “colores institucionales” por ahí?  Lo ideal sería buscar otro lugar.

¿No se dio cuenta y ya trae una “bumper sticker” bien pegada en su carro? No se preocupe, ármese de WD40  o una pistola de aire caliente.

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Si le regalan playeras, acéptenlas. Son excelentes para cuando uno tiene que hacer arreglos en la casa, o para las damas, cuando se pintan el cabello. Incluso después de dos lavadas, son muy buenas como pijamas.

Que si le dan agua, una despensita, material de construcción, una licitación, también acéptela, y dígale como al novio: “Lo voy a pensar”.

Si un candidato les habla bonito, de cerquita y les invita a votar por ellos, no se confíen, mínimo sáquenle una comida. Compórtese como toda una adolescente coqueta, de la que a lo más que aspira obtener uno de ellas, es un “quizás”. No olvide el pestañeo.

En lo personal, si usted no es pariente, compadre, amigo, conocido,  allegado, recomendado, o auspiciado, evite ir a las asambleas, y si va, exija que su torta (o lonche) y trago, sean de calidad. Dese su taco y llévese su bloqueador, que luego la lona no alcanza para todos.

Si tiene inquietudes y tiene la oportunidad de hacérselas saber al candidato en turno, no dude en hacerlo. Como usted, puede haber otros tantos más con esa duda, o que no la hubieran pensado. (No se preocupe, no es de mal gusto preguntar cuando le llegará su tele o su monedero electrónico).

Aléjese de los intensos. Son esos amigos, compadres, conocidos, compañeros de trabajo, que todo el tiempo están “duro y dale” haciendo acto de convencimiento y promoviendo a “su gallo”. No se enojen, porque van a perder. Muchas veces son incluso más obstinados que vendedores de Herbalife y tan habilidosos como las promotoras de Mary kay (cuando menos lo piensas ya encargaste tres productos y una maletita). Sonrían y aléjense de ahí. En un acto poco humanitario pueden cambiarse sigilosamente por otra persona que esté distraída. Mientras haya mínimo movimiento y una persona frente a ellos, no lo notarán.

Yo recomiendo no aceptar eso de andar de promotor u organizador (ser usted “el intenso” entre sus amistades). Como bien sabemos, los famosos “huesos” ya están prometidos, repartidos y apartados, entonces hacerlo será simplemente por el amor que hay en su corazón.
No de like a páginas en Facebook  de candidatos.

No lo haga, a menos que esté completamente seguro. De todas formas ya los ponen como parte de la publicidad diaria.  Si lo hace,  le tapizarán de fotos, videos, panfletos, slogans y demás, que su muro parecerá el piso de la plaza por la que pasó un mitin.
Si no quiere salir a su puerta, no lo haga. Si no quiere contestar encuestas, no lo haga, está en todo su derecho. Pero no hay necesidad de ser grosero, aun cuando parezcan cobradores del Coppel. Un “no estoy interesada, muchas gracias. Buenas tardes/noches” con una sonrisa y un buen cortón, debe ser más que suficiente. Igual para la contra parte; si usted está en el otro extremo de la puerta o del teléfono, haciendo su trabajo, o un servicio social, no hostiguen a la persona que les contesta, que muchas veces está más preocupada por saber de dónde sacaron su teléfono.
Dependiendo de las circunstancias y los lugares, use colores inocuos y no emita su opinión en voz alta en un lugar público. Nunca se sabe de donde pueda salir uno para adoctinarle.
Y por último, nunca, nunca, nunca, vendan su voto.  Siempre se va a quedar usted con la sensación de les pagaron menos de lo que valía.

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