Salsa revolution in Rocky Point!

By Shandra Keesecker-Rivero

Uno, dos, tres…cinco, seis, siete. ¡Salsa! and cuatro? After two salsa classes with instructors Ulises Rios and Wendi Dorantes, I soon learn the missing cuatro is silent, providing a split-second gasp for air.

Salsa-1 Salsa revolution in Rocky Point!There’s a revolution taking over the patio space at Plaza Freemont on Wednesday and Friday nights (9 – 10 p.m.), just outside the restaurant/bar Chill Out! It’s a salsa revolution, aimed at bringing together salseros (those who like to dance salsa) and forming a community of sultry hip shakers armed with a repertoire of graceful steps.

Following numerous weeks of dancing to the music of Agua de Coco, a handful of salseros – many of whom also happen to work at Mayan Palace – decided to offer FREE salsa classes twice a week outside of Chill Out! Everyone is then invited to come back and show off their moves each Saturday night to the tropical sounds emanating from the plaza.

On Wednesday, July 3rd, twenty-five people appeared for the first class with Ulises Rios. Rios, who grew up in Acapulco, is a Mayan executive by day and salsero by night (or at least on class nights). He explains, “The idea to do classes was Wendi’s (Wendi Dorantes of Mayan Palace), but honestly I really like it. In this being the first day, everyone looked really even, and really good.”

“In a salsa class, it helps to have mirrors,” he goes on, “we don’t have mirrors, but the windows [in the plaza] help; but really, everyone looks good and they’ve got good rhythm. It’s going to be easy.”

By the second class, Rios was armed with a microphone so his voice could be heard across the growing crowd of eager students. For many, Friday seems to work out better and so the class had already grown to nearly 40. This past Wednesday, the group settled in at around 20 people with nearly an equal amount of men and women. It should be noted you do not need to show up with a dance partner and the class is open to all ages.

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The group plans to keep holding the FREE salsa classes every Wednesday and Friday, “as long as the body can take it,” they enthusiastically confirm, which may be a challenge in the sweltering days to come. Oscar Acosta of Agua de Coco chimes in, “Really those who come to dance, come to sweat…and, as the [Cuban] song says, ‘in order to dance Son, you don’t have to speak Spanish’, you only need to have the desire to have fun.”

“Right now, these are weeks with a lot of work listening to and getting used to the music,” Rios details as he goes into the class dynamics.

Getting used to the music includes counting off “uno dos tres…cinco seis siete” as Rios moves us through instructions, “Basic!” he shouts, “Cubano!” “Susy Q” followed by “Right turn!” “Left turn!” VA!

“Honestly,” Rios wraps up, “the main idea is for people to come out to have a good time! Wednesday and Friday at 9 for class, and on Saturdays from 10 p.m. – 1 a.m. for live music with Agua de Coco. We wanted to see if people would come out, and honestly there will be a lot of salsa instructors that come out of this.”

I’ve got my instructions ready, “uno dos tres… cinco seis siete”

Uno, dos, tres…cinco, seis, siete ¡Salsa!

Por SKR

¿Y el cuatro? Ya después de dos clases de salsa con los instructores Ulises Rios y Wendi Dorantes, me doy cuenta que el paso cuatro es silencioso, brindando un segundo, aunque minucioso, para respirar.

La Plaza Freemont se convierte en una revolución los miércoles y viernes, de 9 – 10 p.m., justo en frente del restaurante/bar Chill Out! (que por cierto está en frente de nuestra oficina). Es una revolución salsera, con el objetivo de juntar un grupo de “salseros” y formar una comunidad armados con pasos elegantes y sensuales al ritmo de la cadera.

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Ya después de varias semanas escuchando y disfrutando la música tropical del grupo Agua de Coco, unos cuantos salseros – curiosamente muchos de ellos que trabajan en Mayan Palace – decidieron ofrecer clases de salsa gratuitas, dos veces a la semana, así como extender una invitación a la comunidad de exhibir sus pasos cada sábado por la noche acompañados con la música de Agua de Coco.

El miércoles, 3 de julio, veinticinco personas llegaron para asistir la primera clase con Ulises Rios, ejecutivo de día y salsero de noche (por lo menos durante las clases).

“Wendi realmente organizó todo esto, pero la verdad es que me gusta mucho. El grupo va a aprender muy rápido. La verdad se vio muy parejo para ser el primer día, se vio muy parejo y se ve muy bien” explica mientras se pone pensativo, “Cuando das una clase te ayudan mucho los espejos, aquí no hay espejos (aunque las ventanas ayudan), pero la verdad, todos se ven bien y tienen buen ritmo. Va a ser muy fácil.”

Ya para la segunda clase, Rios venía armado con un micrófono para asegurar que el creciente grupo de estudiantes lo oyera. Para muchos, los viernes se les acomoda más a su horario y la clase llegó a casi 40. Este miércoles pasado, 20 personas llegaron a bailar con el número de hombres casi igual al número de las mujeres. Hay que hacer hincapié que no es necesario llegar con una pareja, y la clase está abierta a todas las edades.

Los salseros planean seguir con las clases gratuitas cada miércoles y viernes, “hasta que el cuerpo aguante,” confirma con mucho entusiasmo, lo cual podría ser un reto por las noches cálidas que nos esperan. Óscar Acosta del grupo Agua de Coco agrega, “La verdad, la gente que viene a bailar, viene a sudar…y, como dice la canción ‘para bailar el Son, no hay que hablar español’, solo necesitan tener las ganas de divertirse”

“Ahorita, estas semanas son de mucho trabajo de escuchar la música y acostumbrarse a la música”, detalla Ríos al hablar de la dinámica de la clase.

Y honestamente, acostumbrarse a la música incluye el ritmo del “uno dos tres…cinco seis siete” mientras Rios nos lleva de un paso a otro, “¡BÁSICO!” nos instruye a todo volumen, “¡CUBANO!” “¡Susy Q” y después “¡vuelta a la derecha!” “¡vuelta a la izquierda…VA!”

“La verdad,” concluye Ríos, “la idea primordial es que se vengan a divertir, los miércoles y viernes a la clase a las 9, y los sábados de 10 p.m. hasta la 1 a.m. con la música en vivo de Agua de Coco. Queríamos ver si la gente de aquí se animara y la verdad de aquí saldrán muchos maestros.”

Yo ya tengo mis instrucciones, “uno dos tres…cinco seis siete.”

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