Nunca Jamas tocando como siempre siempre

¡Pues me voy sola ! Me dije a mi misma luego de que no tuve éxito invitando a un par de amigos al Party-Fest que realizaría en la playa una radio difusora local para celebrar su tercer aniversario  y donde se presentarían los Nunca Jamás, como parte de repertorio.

 El grupo que se autodenomina  del género de rock agropecuario, se presentaría a eso de las seis de la tarde, según el último mensaje recibido de Veruska, amiga y gerente de la radiodifusora que organizaba dicho festival.

 Y como impuntual que a veces soy, (además de conocer un poco sobre los retrasos en el orden del programa de presentaciones de grupos, aunado a la larga fila de carros de turistas semana santeros)  llegué a Playa Hermosa a eso de las 6:15 pm.  Ahí seria el show.

Al ver a lo lejos que no había ningún grupo en el escenario, bajé tranquilamente hasta la playa donde había ya decenas de personas esperando la música en vivo, cerca del stage estaba una pareja que me parecía familiar, (al menos el joven), y sí, se trataba de Reyes, un amigo de la preparatoria (y de varios conciertos) que se hacía acompañar de su esposa. Entonces ahí me detuve a recordar viejos tiempos, de cuando íbamos a ver a Caifanes y a Fobia a Mexicali.

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Me invitaron una cerveza de las que traían en su hielera, mientras me confesaban que venían desde Sonoyta  para ver a Nunca Jamás; que por fin se les haría ver al grupo en vivo después de algunos intentos fallidos de algún concierto cercano.

—   Síii, tocan suave. Se dieron a conocer en juegos de béisbol en Obregón. Traen nuevas rolitas dijo el Reyes siempre asentido por su novia.

 Yo los oí en el sound track de una película que grabaron en Hermosillo, o en Obregón no recuerdo  le agregó a la información que teníamos sobre el grupo.

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En eso estábamos, cuando vimos que bajaba a la playa un sujeto alto, barbón,  con camisa a cuadros y sombrero que cargaba un estuche, seguido de otro sujeto de rastas que también cargaba el estuche de algún instrumento, y atrás de ellos, otros dos  muchachos; uno robusto de  sombrero y barba (cargando también algo en sus manos) y  el segundo, con una cámara .

—   Oye dijo el Reyes ¿Qué no son esos  los del grupo?

—   Sí reconocí — sí son, esos tres. Yo creo que ya van a tocar.

—   Órale, vienen como si nada.

—   Sí. Son del tipo de grupo que ya tocaron la luna, pero aún les toca bajar sus instrumentos hasta el escenario.

Los vimos acercarse al stage y quedarse tranquilos esperando su turno. Entonces nos acercamos y aproveché para pedirle una foto al bajista de rastas, muy chulo el muchacho,  aunque me hizo bullying por mi estatura al proponerme que me pusiera arriba de la bardita y el abajo para estar del mismo tamaño.

Me quede para una segunda foto mientras se acercaba mi amigo Reyes, quien alcanzo a salir,  y cuando preparaba la toma para la tercer foto en pareja (Reyes y su esposa) y el bajista, le llamaron al para que acomodara su instrumento, arruinándoles el momento.

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Saludé a un conocido cantante norteño y me dijo que venía con un invitado, el cual estaba justo agarrado de un pilar de la carpa detrás del escenario,  y al encontrarlo familiar me tome una foto con él. Se trataba de  Ariel, famoso en youtube por su frase “Alfredo camate pofavo” y efectivamente, instalado en su personaje, apenas si abrió sus ojos para ver con quien se tomaba la foto. Al quitarme se hizo una fila de fans de personajes famosos por borracheras y frases tontas. Iba a decir otra palabra, pero no.

Los conductores del programa musical anunciaban a los grupos que se presentarían esa noche, animando a la gente a gritar más fuerte por la que fuera su banda preferida, mientras que Omar Sainz, vocalista y guitarrista, Pedro Verdez, bajista, y el baterista Cesar Bernal rápidamente instalaban sus cables, tambores y afinaban en rutina previa a un show, y con una aparente modestia cual grupo de tocada de  patio.

Pero no, no se trataba para nada de un grupo de tocada de patio, y esa noche, pese a que el equipo de sonido no era el mejor, los Nunca Jamás demostraron porqué ya su música ha llegado a tantos rincones del país. Sonaron  fuerte y contundente desde la primer rolita. Tocaron algunas de sus discos pasados y presentaron algunas de su más reciente material “Puro Chuki”.

 Yo ya tenía mi espacio asegurado a un lado del stage,  y como había gente de todos los gustos, podría asegurar que la gran mayoría estaba esperando a Joss Favela o a los grupos norteños. Es que nadie me empujó, ni trataban de ponerse frente a mi, como sucedía en mis años mozos de conciertos y de necedad de estar al mero en frente para poder ver.

Es más, pude subirme y sentarme en una banca que estaba en el templete, y ya entrando en funciones de grupie, me estresé porque se le había acabado la cerveza al bajista, que hacia señas de que le trajeran una más, y al ver que no pasaba eso, le dije a mi amigo Reyes y  pa’ pronto me ofreció de las suyas; una para mí y otra para el bajista, que por cierto reclamó que no era de las mismas que estaba tomando, el muy piki.

Y así sucedían las canciones; de las nuevas, de las viejitas, había un grupo de fans cerca del stage, y otros que estaban lejanos. Se las sabían todas. Abrieron su encendedor para cantar “Un Minuto Más ”, los interpretes entregados,  música en vivo de sus preferidos, concierto gratis , cerveza, noche y playita ¿Qué más se podía pedir?

Los tres integrantes se mantuvieron a la altura de la situación: el vocalista y el bajista con su acento sonorense (ese del sur de Sonora, aunque ya han vagado bastante), invitaban a cantar sus rolitas y a subir sus fotos en redes sociales con el hashtag de la banda.  Y casi para el cierre tocaron “Venimos del Desierto”, que fue coreada por la mayoría. Esa si se la sabían, al menos el coro.

Amenazaron con una última canción. La tocaron e hicieron la retirada, y a la voz unísono de “otra otra”, regresaron a tocar ahora sí la última, despidiéndose para al final tomarse algunas fotos con un grupo de seguidores que se acercaron .

Y así terminaba su presentación. Querían una pizza y ojalá eso hayan cenado. Seguro estaban en el hotel Peñasco del Sol. Nada mal para un inicio de Semana Santa para los Nunca Jamás que sonaron como siempre, siempre.

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