Por Wendy Fregozo
El sábado pasado un amigo me invitó a su casa a jugar lotería; esas ocasiones en que no se vale ningún pretexto. Llegué un poco tarde, después de comprar botanas y algunas bebidas. Así que cuando llegué me encontré con una mesa larga rodeada de personas bajo una carpa en el patio de la casa, tan absortos en el juego, que ya había comenzado, que solo se oyeron un par de saludos para no desconcentrarse.
Escuché cuando alguien gritó: “Llena” y entonces todos salieron de su trance y me recibieron, ofrecieron una silla amablemente y me dieron a escoger una tarjeta. Jugábamos de a peso por tarjeta. Yo haciéndome la muy valiente escogí dos. Las reglas: chorro, y llena. Rebusque en mi cerebro, recuerdos de mi niñez que me dijeran que significaba eso. Demasiado tarde, el juego ya estaba comenzando.
Preguntaba al de enseguida que quería decir chorro, pero estaban tan concentrados todos que me arriesgue a seguir jugando a cómo iba entendiendo. Mi amigo Lalo estaba tirando las cartas. La rosa, el bandolón, el cantarito, (54 cartas en total, incluyendo imágenes de astros, frutas, y cosas típicas del país) a una velocidad tan rápida que mi cerebro trabajó al 100 por ciento.
El juego consiste en una tarjeta con 16 imágenes, esta vez usamos piedritas en cada imagen (si no hay piedritas, usas frijoles, semillas, lo que tengamos al alcance), una persona tira las cartas, y van saliendo los nombres, cuando llega tu imagen vas quitando la piedra.
Y así recordé que chorro es cuatro imágenes en línea vertical, horizontal y diagonal. Si juegan 10 personas el premio son 10 pesos, o varía según el número de cartas que escoja el jugador. El primero que dice chorro, se lleva la mitad del premio, o sea 5 pesos en este caso. Llena significa que eres el ganador de la mesa porque tu tarjeta está limpia, la suerte te favoreció y ganaste el juego. Y empieza a oírse una serie de murmullos de decepción y al mismo tiempo los gritos del ganador.
El tiempo se nos fue rapidísimo y de una forma divertida. Parecía que estábamos jugando miles de pesos. Al final el dinero da vueltas junto con las carcajadas que el juego nos ocasiona. El juego de la lotería era de la tía Lupe, que venía de visita desde Cd. Obregón.
Aquí en México es un juego muy popular desde hace muchísimos años. El pretexto para reunir familias, o en las ferias de los pueblos se acostumbra instalar el puesto de la lotería, para diversión o en ocasiones para recabar fondos a una causa en común. Esta es una de tantas bellas tradiciones de nuestro hermoso país.
Así que a la otra que me inviten a jugarlo, no lo pensaré dos veces.